lunes, 20 de julio de 2009

ICEBERG DE HIELO NEGRO/ ARMANDO ARTEAGA

FICCIÓN BREVE

ICEBERG DE HIELO NEGRO

Por Armando Arteaga

El hombre apareció en la naturaleza
y ahora empieza a desaparecer en las ciudades.



En 1969, Cleaver era un muchacho negro de la calle Malambo que participó en un asalto a un banco. Fue condenado a 13 años de prisión.

En el 76, luego de haber observado buena conducta en la cárcel, fue amnistiado y se le otorgó libertad condicional. El gorrión, o el conejo, se escapó de la jaula. En prisión Cleaver había leído versos y novelas. Ya no era el agresivo rebelde sin causa, sino había aprendido el arte de conversar y a discrepar. Pero Cleaver, una noche de farra, al salir de un callejón sin salida de Francisco Pizarro, en el Rímac; fue acribillado a balazos por un matón de otro grupo que no aceptaba la readaptación social que a Clever le parecía una cosa sensata.

Muerte. Oscuridad. Cosa sensata. Zen. Satán. Fatalismo: expresión de un azar ciego. El libre albedrio, ya lo dijo Aristóteles: “la virtud, igual que la maldad, está en nuestra decisión”. Este “casualismo” de Cleaver, o causalidad cáustica de su vida, no es ficción, sino exigencia de su inquietud. Los actos humanos no están exactamente explicados. Muchas veces no entendemos sus verdaderas causas, no vemos su real origen. Sólo los entendemos en sus manifestaciones, por lo que ni podemos justipreciarlos.

Llamamos “causalismo” (aceptando el neologismo) a la manera como se realizan gran parte de nuestros actos; al por qué y cómo se realizan nuestros actos conscientes o inconscientes. Todo fenómeno de la naturaleza es el efecto de una causa, igualmente todo acto, hecho, suceso, o estado individual o social, constituye el efecto de determinada causa.

El caso de Cleaver es asunto de “causalismo”. Los hechos humanos son efectos no aceptados de determinadas causas, que originalmente tuvieron otro propósito, y que, al producirse, se trasmutan a su vez en causas de otros efectos. Pero, al que no crea así como yo…, le recomiendo leer algo de “teoría de probabilidad e inferencia estadística”, no sirve de mucho para aclarar el tema, ni las leyes de Demorgan, ni el “producto cartesiano de eventos”, ni el “teorema de probabilidad total”*, ni el “teorema de Bayes”. Supongamos ahora que el conejo escogido aleatoriamente, se ve que es blanco. ¿Cuál es la probabilidad de que provenga de la jaula?.


Problema matemático…, que me acompañó en varios insomnios, en mis noches de estudiante universitario, pero cuya respuesta nunca me ha servido para entender la muerte de Clever.

Causa es todo lo que produce un efecto. No existe, pues, fenómeno sin causa; y es esta relación de observación la que permite la investigación científica, mediante la elaboración de leyes. Este “teorema de Bayes”, no demuestra tampoco la causalidad de la vida de Cleaver, fue un asunto abstracto que no me ha dejado dormir varias noches en mi vida adolescente, mientras la ciudad dormía su propio sueño urbano.



*PROBLEMA: En un laboratorio hay tres jaulas. En la jaula I hay dos conejos pardos y tres blancos, la jaula II tiene 4 conejos pardos y dos blancos, y la jaula III contiene 5 conejos pardos y 5 blancos. Se selecciona al azar una jaula y se saca un conejo aleatoriamente de esta jaula. ¿Cuál es la probabilidad que el conejo escogido sea blanco?.
Solución:
Con el diagrama del árbol de probabilidades.
Sea el evento A: “salga un conejo blanco”.
RESPUESTA: 43/ 90.

Del libro ¨Los pobres diablos¨.

No hay comentarios:

Publicar un comentario