miércoles, 18 de marzo de 2009

MARÍA EMILIA CORNEJO: EL SINÓPTICO DE LA POESÍA DEL 70/ ARMANDO ARTEAGA

MARIA EMILIA CORNEJO: EL SINÓPTICO DE LA POESIA DEL 70   
 Por Armando Arteaga.

Si hay una manera de reconocerme ante los ojos y los anteojos de María Emilia Cornejo, fue aquella tarde del invierno de l971, me parece, cuando Isaac Rupay nos presentó ante una mesa del café Versalles. Es posible que yo sea ese irreconocible amigo que el poema transforma en un personaje, en un mito, en una metáfora, en un nadie, en una imagen borrosa, en un instante olvidado, o en solo eso para ella: un poema. Tres amigos tomando café una tarde en una mesa del Versalles.
Cito a María Emilia Cornejo:

debí seguir tus consejos,
no leer más a Kafka
ni frecuentar esos cafés
que tú sí frecuentas;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.

¿Quién es ese otro solitario?. ¿Soy yo?. ¿Es Isaac Rupay?. ¿Otro poeta amigo de aquel entonces?. ¿Qué importa todo esto ahora?. Nadie puede saberlo. La poesía se vuelve un suceso misterioso en ella. Ha pasado tanto tiempo de esa larga conversación frente a tres simples tazas de café, un libro de Kafka (El Castillo, no La metamorfosis como pueden pensar algunos), una tarde de coincidencias evidentes y tardías. ¿Mucho o poco fue ese encuentro?. Tan callados como eran Maria Emilia e Isaac (1). No lo sé. Siempre me pareció María Emilia Cornejo: misteriosa y silenciosa, amable y agradable en su conversación, su presencia frondosa y su ternura ideal. Convertida ahora en un prototipo de “poeta excepcional” por las feministas, allá ellas.

Hubieron dos encuentros más en el mismo Versalles entre María Emilia, Isaac, y este profano amigo. No tan singulares como el primer encuentro. Nuestra generación tenía sus “paltas” y los poetas no eran la excepción de la regla. Pero esa, es otra historia, no tan formal. El aburrimiento, la depresión, enfermedades setenteras de moda, muchas veces envolvieron y abrumaron a sus protagonistas. No supe más de ella hasta su triste final. Se fue sin despedirse. Los teléfonos de nuestas estaciones estaban eternamente estropeados o incomunicados (a lo Moravia: los hombres nunca comprenden nada, o a lo Pavese: vendrá la muerte y tendrá tus ojos.).
Otro día, en la primera semana del mes de julio del año 73, Isaac Rupay me enseñó los “originales” -listos para entrar a la imprenta- de la revista Eros N- 1 , y allí estaban los tres famosos poemas de María Emilia Cornejo: Soy la muchacha mala de la historia, Como tu lo estableciste, y Tímida y avergonzada.

Alberto Escobar advirtió sobre la poesía de María Emilia Cornejo: “En la revista Eros se han difundido algunos poemas de M.E. Cornejo de indudable valía. Su temprana muerte segó una personalidad con talento que, a tenor de los textos transcritos, representa una voz individual, tersa, capaz de transformar la angustia y el desencanto en una especie de parábola sobre el amor y el tedio, la soledad y la autodestrucción”. (2).
No hay mejor descripción de aquel itinerario poético de María Emilia Cornejo, que se quedó: “en la mitad del camino recorrido” (titulo que le da nombre al libro que reúne los poemas que conforman su breve obra) (3), esa conjunción de sus poemas dispersos le da un sentido serio al sinóptico de su propia poesía y al proceso de aquella poesía de los años setenta, como dice Mariella Sala: con la dureza y adversidad de nuestros años juveniles, pero también con la fuerza, la magia, la vida.

Estos poemas confirman la visión personal de María Emilia Cornejo para enfrentar el trajinar de su vivencia. Mariela Sala en la Presentación de “en la mitad del camino recorrido” ha dicho algo muy valioso sobre la poesía de esta “muchacha mala de la historia”:

“En ella, vida y obra fueron una, y su muerte, por lo mismo, fue un acto poético mediante el cual permanecerá siempre entre nosotras como la adolescente, la contestataria, la que se atrevió a develar una verdad y lo hizo, para decirlo con sus propias palabras, “como una piedra que cae” y que deja para siempre sus ondas en el agua”.

El erotismo de sus poemas por ser inéditos en el momento que los escribió nunca han dejado de ser sorprendentes, ella fue la precursora de cierta liberación sexual y literaria de los turbulentos años setenta, poemas que fueron alabados por primera vez por Nelson Castañeda –cuando apareció Eros- desde el periódico La Raza, Chicago (11-05-1974.), desde una particular visión masculina que vale la pena recordar. (4)

Con estos tres poemas publicados en Eros, María Emilia Cornejo pasó a la historia de la poesía peruana como una de las más grandes voces femeninas de la Generación del 70, le bastó esta diferenciación en su estilo para ser incluida en la verdadera antología de la ruptura y la protesta: su propia vida de mujer solitaria y pesarosa (*).

Tal vez sea ella misma quién definió su propio perfil cuando fue invitada por el Centro de Estudiantes de Literatura en la UNMSM., en octubre de 1970, en el único recital que dio en la Ciudad Universitaria, en ese entonces escribió sus datos biográficos en Gesta N- 2, la plaqueta que se repartió en aquel recital. Ella se definió así: “Nací en Lima hace 21 años. Vivo en Lima y cuando salgo siempre vuelvo a ella. Escribo desde temprana edad, con breves y largas interrupciones. A mi estancia en tierras mexicanas debo el haber empezado a escribir más o menos disciplinadamente. Actualmente trabajo y trato de estudiar un poco en la universidad, aunque sé que terminaré siendo siempre autodidacta”.

Prestigio bien ganado con el tiempo el de María Emilia Cornejo, por su sinceridad y su actitud rebelde, por el deseo ardiente de su palabra, siempre contestataria y confrontacional con el machismo, a veces -rigorista y rimbombante- hasta el fastidio.

Pero siempre salvado, su mensaje, por esa visión sinuosa de la realidad amorosa que ella siempre supo sirgar, directamente en la inteligencia y en el sentimiento (del lector).
El aporte sísmico de su poesía en el marasmo de aquella época de grandes brumas sociales y consternaciones políticas, fue bueno, y ella lo sabía. Por lo que hay siempre que leerla con admiración, recordarla con afecto, y agradecerle su aporte de mujer, por lo que escribió.
————

(1) Enriqueta Belevan en su libro “Poemas de la Bella Pájara Hornera” refiere también este detalle en su poema acerca de “Isaac Rupay”, Lima, 1984.
(2) Antología de la Poesía Peruana, Tomo II (1960-1973), Prólogo, Selección y Notas de Alberto Escobar. Ediciones Peisa, 1973.
(3) María Emilia Cornejo, En la mitad del camino recorrido (poesía reunida), Ediciones Flora Tristán, 1989.
(4) Nelson Castañeda, El poema de una mujer: María Emilia Cornejo. Diario La Raza, Chicago, mayo 11, 1974. Ilustración: Luís Macharé.


(*) SOY LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA

soy
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.

soy la mujer
que lo engaño cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril,
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.

soy
la muchacha mala de la historia.

COMO TU LO ESTABLECISTE

sola,
descubro que mi vida transcurrió perfectamente
como tú lo estableciste.

ahora
cuando no sensación de algo inacabado,
inacabado y ajeno
invade de escrúpulos mis buenas intenciones.
sólo ahora
cuando me siento en la mitad de todos mis caminos
atada a frases hechas
a cosas que se hacen por haberlas aprendido
como se aprende una lección de historia,
puedo pensar
que de nada sirvieron los consejos
ni las interminables conversaciones con tu madre,
y esas largas horas de mi vida
perdidas
en aprendizajes extraños
sobre pesas y medidas,
colores
y sabores
y
en el vano intento de ir tras el sol
tras el vuelo de los pájaros,
de repente quiero acabar
con mi baño de todas las mañanas,
con el café pasado,
con mi agenda cuidadosamente estructurada
de citas y visitas a las que asisto puntualmente;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.

TIMIDA Y AVERGONZADA

tímida y avergonzada
dejé que me quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo puede llorar.
oí que me decía que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome:
“nunca confíes de los hombres”.

Comprendiste mi dolor
y con infinita ternura
cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.

2 comentarios:

  1. estuvo genial ...me ayudo muxo en mi tarea de literatura...aparte para inspirarame y hacer algunos poemitas..bye y gracias xtodo :D:D:D

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  2. es una escritora increible me encanta su poesia un poco metaforica pero me encanta ....^^ me ha inspirado en varias cosas xk iO tmbn escribo ....atte: anamelba^^

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