domingo, 22 de febrero de 2009

EL PSICOLOGISMO FANTÁSTICO Y MODERNISTA DE JORGE MIOTA/ ARMANDO ARTEAGA

VII Encuentro Nacional de Escritores "Manuel Jesús Baquerizo"
Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga
CCUNSHC- Ayacucho
Gremio de Escritores del Perú – GEP.
Huamanga, 5 – 8 de noviembre de 2008.

Ponencia:
 

EL PSICOLOGISMO FANTÁSTICO Y MODERNISTA DE JORGE MIOTA

Por Armando Arteaga



 Algunos de nuestros más representativos críticos literarios le han dedicado escuetamente algunas investidas palabras de elogio para con los méritos literarios de la obra cuentística de Jorge Miota (1870-1926); aunque también, es cierto, lo han ignorado totalmente en sus escuetos análisis literarios, casi nunca representativos de la realidad abordada y estudiada. A Miota, lo han desechado de sus “modestos” y “bisoños” panoramas históricos acerca de la narrativa modernista. No se ha tenido en cuenta, para nada, esa “modernidad” que surge de sus afiebradas modulaciones descriptivas que Jorge Miota impuso siempre en sus cuentos y relatos. Una increíble flojera invade en el ánimo de los predios de estos críticos que han desdeñado su obra narrativa, ni siquiera se han aproximado a esta, para ordenarla y publicarla orgánicamente.
Es cierto que la obra narrativa de Jorge Miota está dispersa en revistas de la época, pues siempre ha sido una realidad: contada y sonada, que se le ha visto como un narrador exótico y psicológico. Ni siquiera se han atrevido, los mas desatalentados, a poner a Miota en el diván del psicoanálisis para comprender lo trascendental de su ímpetu creativo, descubrir la manifestación de su “ser”.


 José Santos Chocano le rindió pleitesía a Jorge Miota al dedicarle ese estupendo poema “El Rayo”. Luís Alberto Sánchez, ha sido el primero en llamar la atención acerca de su obra, al estudiar a “Nuestros Modernistas” en su “Literatura Peruana” (Tomo IV). Hay que reconocer en Sánchez este gesto de apertura y de fidelidad para con la importancia de este escritor apurimeño, que nunca borroneaba ni reprimió el “élan vital” de su atrevida inquietud literaria: esta especie de disposición elemental que nos conduce por un territorio de incógnitas sobre el “ser” existencial del escritor. Sus cuentos siempre producen un “thaumatzein” de preguntas sin respuestas, nos deja una neblina de misterios y arcanos. Según L. A. Sánchez: “Jorge Miota (Abancay, 1871-Buenos Aires, 1926), fue un excelente cuentista, dueño de una prosa melódica. No ha dejado libros, sus colaboraciones en “Actualidades” y “Contemporáneos” son de la mejor cepa literaria. Padeció una grave obturación mental que lo llevó al manicomio victima de una paranoia persecutoria. Sus personajes revelan intensos conflictos psicológicos”.

Estuardo Núñez, además, incluyó a Miota en su antología “Cuentos”; en la sección “El cuento modernista” (Ediciones del Sol, Lima, 1963). Menciona allí a Clemente Palma (1872-1946), a Ventura García Calderón ( 1887-1959), a Enrique López Albujar (n. 1872), y Manuel Beingolea (1881-1953), y hace hincapié en la postergación de nombres de autores que muchas veces no llegan a editar el volumen definitivo, muy común entre los “modernistas”, aunque dejaron importante obra dispersa en periódicos y revistas. Consignando los nombres de una generación muy prodiga, aunque tal vez, les reprocha, poco organizada: Aurelio Arnao (1872), José Antonio Román (1874-1920), José Félix de la Puente (1882-1959), Amalia Puga Estrada (n. 1866), Juan Manuel Polar (1868-1936), Augusto Aguirre Morales (1888-1957), Raymundo Morales de la Torre (1885-1936), Carlos Camino Calderón (1804-1956), Luís Estévez Chacaltana (¡-1911), Federico Blume (1863-1936). Narradores que insurgen en cuatro centros, o focos cosmopolitas del país, ciudades en transe, en un país de gran transfiguración por el auge del proceso migratorio interno de estos núcleos urbanos costeños: Lima, Arequipa, Tacna y Trujillo. De los que quedaron en agraz olvido, uno de estos narradores modernistas fue Miota, pero no por eso se puede dejar de exaltar el vino de esa gloria, o el destello de esa narrativa modernista que sin ninguna duda: a ese protagonismo modernista también pertenece Miota.

Es merito, por lo tanto, el aporte de Rubén Sueldo Guevara, al incluirlo en su dos estudios sobre narradores cusqueños. Ha contribuido a la confusión de poner a Miota como un narrador cusqueño. Esta hipótesis está en duda, me inclino más por la tesis de L. A. Sánchez, de que Miota nació en Abancay. El escritor abancaino Federico Latorre Ormachea me habló hace poco de la probabilidad de encontrase la partida de nacimiento de Miota. Discrepancia que terminará cuando esta partida de nacimiento aparezca. Mientras tanto, continuará el misterio de su origen, suceso deleznable, que tiene poca importancia literaria, por lo demás.

Rubén Sueldo Guevara en “Narradores Cusqueños” (Antología Primer Festival del Libro Sur-Peruano, 1958), rescata este perfil, que es bastante cercano a la realidad vivida por Miota: “Mencionado apenas por Luís Alberto Sánchez en su “Literatura Peruana”, participó activamente en el movimiento literario de Lima –donde radicó desde niño-, durante las postrimerías del siglo pasado y comienzos del actual. Trotamundos, recorrió Europa captando las corrientes artísticas en boga. Humorista, políglota, tuvo fama de ameno conversador. Sus cuentos y relatos de ambiente y personajes cosmopolitas fueron publicados en diarios y revistas limeñas, sobre todo en “Actualidades. Es el creador del mas expresado peruanismo: “huachafo”. Murió en Buenos Aires, asilado en un sanatorio para locos”. Rubén Sueldo Guevara lo ha incluido también en sus “Narradores Cusqueños. Estudio y Antología” (Editorial Letras Peruanas (1967).


Sin muchos más aportes acerca de la vida umbría de nuestro narrador, y menos sobre la presencia urticante de su narrativa, ni de su exilio y enfermedad en Buenos Aires, hasta el ultimátum de su extraña muerte. El tiempo va destruyendo las evidencias y el progreso va deformando las verdades. Se ha logrado identificar en parte los cuentos de Miota como:

-“Hacia el pasado” (Revista Contemporáneos, N- 5).
-“La pared de enfrente” (Revista Actualidades, Lima, N- 26).
-“El pasado muerto” (Revista Actualidades , Lima , N- 55, 1904)
-“Alma Nueva” (Revista Actualidades, Lima, N- 50, 1904).
Otros cuentos que han sido publicados en Actualidades son: “El regreso”, “Ellas”, “El costurero”, “En el País de las Hierbas”, “El Corrector de Pruebas”, “Claudina”, “La Taza de Té”, “El Choque”, “El amor de Armando”, “Entre Témpanos”, “Por un sol”, “INRI”, y “La Hija de Jairo”.

Alguna vez, conversando con el maestro Alberto Escobar, me refirió que estaba preparando un estudio completo acerca de Miota, pero ignoro si este trabajo se publicó o permanece inédito. (1) Aunque, de la misma manera, Escobar aportó, para una mejor comprensión acerca de la narrativa de Miota. Lo incluyó en su antología de “El cuento peruano (1825-1925), de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (1964), y en su obra: “La narración en el Perú” (Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1960). Alberto Escobar se ha referido alabando el proceso de creatividad acerca del cuento de Miota “Hacia el pasado” donde se revela: “el apogeo de un celoso sentido rítmico de la prosa”. Ya Escobar se ha referido también al cuento modernista: “su definida conciencia del fenómeno verbal como flexible limite e inacabada aventura simbólica”.

Así mismo, Antonio Cornejo Polar, a relacionado este encuentro “modernista”, de la narrativa con el país real, en su “Literatura en el Perú Republicano”, al mencionar sobre la problemática del cuento modernista: “Como la poesía, la narrativa modernista en el Perú fue tardía, irregular, contradictoria; sin vigencia, así mismo fue casi paralela a su superación post modernista”. Y estamos de acuerdo con el mismo Antonio Cornejo Polar, cuando afirma: “el cuento modernista peruano gusta romper los limites de la alusión nacional, a veces cerradamente regional, para intentar una universalización que en algunas ocasiones tergiversa en un artificioso cosmopolitismo. La suma de estas notas hace ver que entonces se realiza una profunda renovación, de trascendencia indiscutible, en un sector capital de la literatura del Perú”.

Es importante recordar que la narrativa de Miota pertenece a este cosmopolitismo arrebatado y “supersiste” de nuestra modernidad. Sublimó nuestro lado alaracoso, suministró el rigor y la superposición descriptiva, aplicó el “racconto” y otras técnicas. Planteó el “supuesto” narrativo, casi algebraico, para demostrar un suceso real, pero también fantástico. Desde el psicologismo de sus personajes, invadidos de vejez y ambientes llenos de vetustez, de decadencia existencial, en sus cuentos los individuos viven su propia “vía crusis”, afligidos, hasta el desenvolvimiento total y final de la trama literaria. Miota fue moderno no solo por su narrativa elegante y exposición de situaciones, sino porque se adelantó con una mirada vibrante para mostrar la decadencia capitalista, observó el aburrimiento y el confort de las capas sociales altas, y la pobreza material y espiritual de nuestra sociedad. Fue un vidente de esta decadencia kafkiana de la sociedad actual. Armonizo la ociosidad de aburridos y soñadores personajes, reflexionado sobre esta áspera realidad, haciéndonos comprender que el hombre está lleno de “principios” fundamentales que lo ayudan a vivir, y que volviendo la mirada hacia la historia de cada uno de ellos, allí habitan también, seres muertos. 

Desnaturalizados y degradados por la vida misma, y la mediocridad, donde lo burdo y lo banal muchas veces triunfa sobre el derrotismo de sus personajes, un orden físico lleno de seres que agonizan o están muertos en vida, o pasan a ser “pobres diablos” e insensatos humanos que viven como cadáveres, con sentimientos elementales e instintos deplorables. La vida, como la naturaleza, es una corriente de energía vital, lo es también la muerte. Una ausencia de elegancia para vivir la vida les falta a sus personajes, gastados e inútiles para afrontar los duros vaivenes de la vida real. Un pesimismo danunzziano ya anunciaba lo mas extravagante de ese existencialismo de sus personajes.


El cuentista es un hilvanador de historias, aspira a trascender con el transcurso del tiempo, que todo lo devasta y arruina. Vive en las escenas de sus personajes el deterioro de la vida, la desventura que los va disturbando y convirtiendo en seres frágiles y metidos en su propia cueva platónica, encausados en sus propias desdichas. No hay duda que Miota fue para la cuentística peruana una mueca de reproche. La naturalidad narrativa de sus textos y la mirada observadora casi detallista, es una crítica a nuestra realidad peruana, es una prosa de avanzada. Esa espontaneidad le abrió las puertas hacia la modernidad de nuestra cultura peruana. Su narrativa es un gesto de incredulidad acerca de nuestra cruda realidad, un desprecio a la asfixia del lujo y el derroche de ciertos sectores sociales altos que contrastan con el abismo de cierta pobreza que aún nos rodea.



(1) Me he enterado también de la publicación del libro “Lo huachafo: trama y perfil, (Jorge Miota vida y obra)”, del profesor y periodista Willy Pinto Gamboa, (Lima: Cibeles. 1981. 183p.) , pero no he tenido acceso al libro.

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