EL AMOR CANSADO /
ARMANDO ARTEAGA
Es un hombre sin destino
que solo quiere vivir el pasado,
pero, el día de hoy, el martes
le pisa los talones, a la vida, lo avienta
a morir rápido por cualquier barracón
mirando el mar, soñado de gaviotas, está jodido
porque siempre vuelve al pasado,
aunque tenga la mejor hembra
para compartir, el día de hoy, el presente,
donde la herida sangra
y ella besa aquel dolor tan íntimo,
y nada puede ni la felicidad reprochar aún
las vidas paralelas de estos dos seres,
él, viejo
ella, una adolescente
que se aman, pero que no escapan
con el tiempo.
Todos vuelven siempre al principio
como un perro cansado.
Él, viejo, con su
cansancio
La adolescente, con su energía nueva.
Y el portero del hotel destartalado, el último
poeta surrealista en una playa solitaria.
Nunca hay sitio amado para el cansado.
Cualquier cama es buena para hacer el amor, piensa
la muchacha.
Esta ciudad se cae a pedazos.
El tiempo a morir de pájaros.
Es luna llena para lobos.
Es solo un poco de amor
en esta tierra.
El cansancio y la juventud en un abrazo
sin fin al infinito. Mañana
será otro día. Y
el viaje
continuará. ¿Y
todos seguiremos tristes?.
Salvo que alguien
entone su canción
de triste, oh alegría.
Los amantes tienen que seguir haciendo
el amor en la tierra, aunque sea este mundo
el muladar del odio.
Y la pequeñez
de la vida terrenal.
Hay que seguir
viviendo, amando, viajando.
Venciendo el tedio de todos los días.
La vejez es vitrina de museo y feo final.
Todos saben eso, y no queremos entender.
Mejor mirar el cuerpo
desnudo de la adolescente.
Mejor seguir viajando por este mapa
incompleto.
Sin empleo, mi ocupación es ser poeta.
La miel de la tierra debe seguir
siendo nuestra, aunque muera el verdadero amor
de los hombres, y yo sea bebido
por una inundación de abejas,
mil veces muerto
mil veces muerta la lengua de nuestro lenguaje, poesía
mil veces muertos
todos los recuerdos simples de la vida.
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