CALLEJON CON SALIDA (*)
AMORE BLAINE
AMORE BLAINE
Armando Arteaga, poeta de la generación del 70 según él mismo se autodefine, acaba de satisfacer la curiosidad que durante tantos años supo despertar en las calles de Lima, donde es harto conocido por sus andanzas bohemias y su activismo literario a través de recitales y revistas. Algunas de éstas llegaron a tener cierta resonancia en su momento
(Penélope, por ejemplo, entre los años 78 y 81) y varios poemas suyos hacían esperar que su primer libro fuera algo notable dentro de la poesía joven (aunque ya no tan joven, teniendo en cuenta que Arteaga nació en el 52. Hoy vemos tras varios anuncios de un primer poemario,
—entre los que resaltaba el título provisional de “Mención Honrosa”— que estas expectativas han sido parcialmente cubiertas con ”Callejón Sin Salida” (Lima, Ediciones del Llanero Solitario, 1986), libro que reúne poemas escritos entre 1969 y 1986.
Son catorce textos de distinta extensión y calibre. En cada uno de ellos se nota el estado de evoluci6n que el lenguaje del poeta ha tenido en los siete años de escritura que comprende este libro, y no resultaría muy difícil agrupar los poemas por edades, según la mayor o menor densidad del estilo, o según la mayor o menor originalidad en la voz que lo sustenta.
Decimos esto porque es obvio en varios textos el uso de la retórica del poema sustentado principalmente en imágenes, muchas de ellas frescas y algunas inesperadas, pero en ultima instancia transitan por el camino que la poesía peruana transitó mucho durante cierta época y ciertos poetas. Decir “el follaje de tu cuerpo” o “tus senos que toco/ como quietos duraznos” a estas alturas del 80 puede resultar todo lo delicado y dulce que se quiera, pero es un esfuerzo de lirismo cuya contundencia se agota en el recuerdo de una concepción de la poesía que ha dado mayores y mejores frutos algunas décadas atrás.
Desgraciadamente, esta suerte de poética invade por lo menos cuatro poemas del conjunto (“Desnudando una sombra de perfil”, “Tu fuego más sagrado”, “Geología” y “Nada”), mientras que otro de los poemas (“Poema de amor”) se excede al forzar las imágenes a límites que no llegan ni al surrealismo ni a la espontaneidad (“bien sabes que su amor es más hermoso/ a todo aquello que pueda estar por allí/ flotando o transparente/ como un faisán atrapado en una red”). Sin embargo, es mejor no detenerse demasiado en estos poemas menores, que quizá solitariamente pudieran resultar agradables, pero que dentro de un libro, sobre todo si este tiene como columna vertebral otro lote de poemas verdaderamente audaces, desenfadados y jóvenes, en el mejor sentido de la palabra, dentro de un libro como este, decíamos, quitan redondez al conjunto.
No en vano han pasado dieciséis años desde la irrupción de la poesía del 70, ni en vano ha corrido mucha agua bajo el puente del exteriorismo, pues los poemas “Te cuento un cuento de amor”, “Viento”, Invierno y estudiantes”, “Como latas de Nescafé”, “1984” y ‘Callejón sin salida”, muestran claramente una decantación y un cuidado que no han hecho perder la fuerza a los poemas, en los que es posible notar un manejo hábil de lo mejor que puede recogerse de la teoría del “poema integral” (como si la poesía, la gran poesía, no fuera integral de por sí) y de una visión desencantada y lucida de la realidad cotidiana, en la que el amor constituye el eje central y en la que el proyecto personal (político, poético, profesional y anexos) pareciera haber llegado a un “cul de sac”, un culo de saco o callejón sin salida, desde el que el autor lanza esta señal de identidad y esta propuesta válida por la sola presencia de los poemas mencionados.
Libro importante este de Arteaga, más que por una innovación en el panorama de la poesía peruana, por la madurez con que este ex inédito ha sintetizado lenguajes que deberá desarrollar en sus pr6ximas entregas. Valió la pena esperar todo este tiempo.
(*)Publicado en la revista Asalto al Cielo, 15—06—1986 editada por los poetas José Antonio Mazotti y Róger Santiváñez.
http://poetrypoem.com/cgi-bin/index.pl?sitename=armandoarteaga&item=home
(Penélope, por ejemplo, entre los años 78 y 81) y varios poemas suyos hacían esperar que su primer libro fuera algo notable dentro de la poesía joven (aunque ya no tan joven, teniendo en cuenta que Arteaga nació en el 52. Hoy vemos tras varios anuncios de un primer poemario,
—entre los que resaltaba el título provisional de “Mención Honrosa”— que estas expectativas han sido parcialmente cubiertas con ”Callejón Sin Salida” (Lima, Ediciones del Llanero Solitario, 1986), libro que reúne poemas escritos entre 1969 y 1986.
Son catorce textos de distinta extensión y calibre. En cada uno de ellos se nota el estado de evoluci6n que el lenguaje del poeta ha tenido en los siete años de escritura que comprende este libro, y no resultaría muy difícil agrupar los poemas por edades, según la mayor o menor densidad del estilo, o según la mayor o menor originalidad en la voz que lo sustenta.
Decimos esto porque es obvio en varios textos el uso de la retórica del poema sustentado principalmente en imágenes, muchas de ellas frescas y algunas inesperadas, pero en ultima instancia transitan por el camino que la poesía peruana transitó mucho durante cierta época y ciertos poetas. Decir “el follaje de tu cuerpo” o “tus senos que toco/ como quietos duraznos” a estas alturas del 80 puede resultar todo lo delicado y dulce que se quiera, pero es un esfuerzo de lirismo cuya contundencia se agota en el recuerdo de una concepción de la poesía que ha dado mayores y mejores frutos algunas décadas atrás.
Desgraciadamente, esta suerte de poética invade por lo menos cuatro poemas del conjunto (“Desnudando una sombra de perfil”, “Tu fuego más sagrado”, “Geología” y “Nada”), mientras que otro de los poemas (“Poema de amor”) se excede al forzar las imágenes a límites que no llegan ni al surrealismo ni a la espontaneidad (“bien sabes que su amor es más hermoso/ a todo aquello que pueda estar por allí/ flotando o transparente/ como un faisán atrapado en una red”). Sin embargo, es mejor no detenerse demasiado en estos poemas menores, que quizá solitariamente pudieran resultar agradables, pero que dentro de un libro, sobre todo si este tiene como columna vertebral otro lote de poemas verdaderamente audaces, desenfadados y jóvenes, en el mejor sentido de la palabra, dentro de un libro como este, decíamos, quitan redondez al conjunto.
No en vano han pasado dieciséis años desde la irrupción de la poesía del 70, ni en vano ha corrido mucha agua bajo el puente del exteriorismo, pues los poemas “Te cuento un cuento de amor”, “Viento”, Invierno y estudiantes”, “Como latas de Nescafé”, “1984” y ‘Callejón sin salida”, muestran claramente una decantación y un cuidado que no han hecho perder la fuerza a los poemas, en los que es posible notar un manejo hábil de lo mejor que puede recogerse de la teoría del “poema integral” (como si la poesía, la gran poesía, no fuera integral de por sí) y de una visión desencantada y lucida de la realidad cotidiana, en la que el amor constituye el eje central y en la que el proyecto personal (político, poético, profesional y anexos) pareciera haber llegado a un “cul de sac”, un culo de saco o callejón sin salida, desde el que el autor lanza esta señal de identidad y esta propuesta válida por la sola presencia de los poemas mencionados.
Libro importante este de Arteaga, más que por una innovación en el panorama de la poesía peruana, por la madurez con que este ex inédito ha sintetizado lenguajes que deberá desarrollar en sus pr6ximas entregas. Valió la pena esperar todo este tiempo.
(*)Publicado en la revista Asalto al Cielo, 15—06—1986 editada por los poetas José Antonio Mazotti y Róger Santiváñez.
http://poetrypoem.com/cgi-bin/index.pl?sitename=armandoarteaga&item=home
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